El problema no está en reconocer que sufrir nos hace aprender y conocernos sino en considerarlo lo único que nos lo permite.
Las situaciones dolorosas ayudan mucho a crecer durante la situación en sí y cuando consigues salir de ella, de hecho yo siempre digo que no cambiaría absolutamente nada de lo que he sufrido porque me ha convertido en la persona en la que soy ahora.
Sin embargo quiero decirte varias cosas al respecto:
Tenemos tan interiorizada la idea de que hay que sufrir para conocernos a nosotros mismos que no nos hemos parado a observar la cantidad de veces que hemos aprendido de todo lo precioso que nos ha sucedido. Cuando te has enamorado has aprendido de la belleza de estarlo y has crecido con ello, cuando has conseguido ese trabajo que tanto querías has aprendido que eres capaz de todo lo que te propongas. Cuando hiciste aquel viaje te diste cuenta de que si el mundo era tan grande y tú vivías en él entonces tú también lo eras.
Has aprendido de tantas otras cosas que no son dolorosas… te propongo que las apuntes, que seas consciente de todas ellas y les den el valor que merecen.
Imagínate que estás viviendo un momento difícil, estás perdido en tu vida sin saber qué hacer y sintiendo que nada sale bien y que no sabes hacia dónde dirigirte.
¿Qué es lo que normalmente hacemos en estas situaciones? Pues a lo mejor nos lamentamos durante un largo tiempo sin buscar maneras de salir de esa situación, o pensamos que en algún momento este sufrimiento merecerá la pena y entonces nos quedamos un ratito más ahí en el dolor.
Pero ¿y si en vez de hacer eso le diéramos la vuelta a la situación? Me explico, y si mientras estamos perdidos y tristes sacásemos esa fuerza interior y pensáramos: “vale, ¿qué me está queriendo enseñar todo esto?, ¿qué es lo positivo que puedo sacar de ello?, ¿cómo puedo transformar este dolor en algo que me aporte?”
En resumen, antes de seguir provacándonos el dolor, hacernos el favor a nosotros mismos de adelantarnos la sanación. Soy consciente de la inteligencia emocional y fuerza de voluntad que esto conlleva, yo misma muchas veces he sido incapaz de hacer esto y he alargado el dolor… ahora me preguntó ¿cambió algo haber sufrido más o realmente soy yo la que decido cómo y hasta cuándo quiero aprender de mi dolor?
Parece como si la recompensa del dolor fuera conocernos a nosotros mismos, este es el mensaje inconsciente que nos estamos lanzando a nosotros mismos.
“Si sufres lo haces para poder ser feliz”, “Cuanto más sufres más te conoces y creces”Es que si te das cuenta es una auténtica barbaridad, ¿de verdad piensas que tu ÚNICA manera de ser feliz es haberlo pasado mal previamente?
Sé que seguramente tengas muy arraigada esa idea y que te cueste aceptar o entender lo que te estoy diciendo pero si has llegado hasta aquí leyendo puede que sea por que un “y si realmente no tengo por qué pasarlo mal para conocerme a mí misma” se ha asentado en tu cerebro y ha despertado algo en tí.
Así que te regalo este espacio para valorar que hay otra manera de conocernos a nosotros mismos, una que es bonita, que transforma el dolor en vez de reinventarnos en él y nos da la posibilidad de vivir más conscientes y felices todo el tiempo y no al final como premio de un previo sufrimiento.